Shih Tzu
Origen:
Según coinciden la mayoría de las teorías desarrolladas para explicar los orígenes y evolución del Shih Tzu, éste procede del mismo tronco común a todas las razas tibetanas (Lhasa Apso, Terrier Tibetano y Shih Tzu), presente en el techo del mundo desde 800 años antes de nuestra era. Sin embargo, debido a que su conquista universal se produjo desde China, hay quienes aseguran que procede de este país oriental, si bien, como acabamos de decir el consenso general es que la raza dio sus primeros pasos en la cordillera Himalaya y evolucionó en los palacios imperiales.
Apariencia:
El Shih tzu es un perro pequeño, algo más largo que alto; no suele superar los 26-27 cm de altura a la cruz, y el peso oscila entre los 4,5 y los 7,3 kg y 8.5 kg. Su cabeza es, a su vez, reducida en relación con el resto del cuerpo, con un hocico corto y ojos muy grandes y oscuros. Las orejas, grandes y colgantes, tienen tanto pelo que parecen formar un todo con el pelo del cuello. Está cubierto por un suave manto de doble capa. La cola, también muy poblada, se enrosca sobre el dorso. Es llamativa su forma de caminar, como con "distintiva arrogancia". Una característica muy notable es la mordida prognática, que se requiere en el estándar de la raza.
Temperamento:
La raza tiene un temperamento leal, cariñoso y sociable, y suele mantenerse alerta. Es un perro guardián excelente, aunque no fueron criados específicamente para este fin. A diferencia del Lhasa Apso, que fue criado para ser un perro centinela y, por ende, desconfiado con los extraños, el shih tzu prefiere estar cerca de sus propietarios y con frecuencia les ofrece afecto a personas desconocidas para él. Debido a su carácter amistoso, el shih tzu tiende a relacionarse bien con otros perros y con los niños. Son muy juguetones, buscan jugar con los niños pero a su vez buscan su espacio por lo que algunas veces pueden mostrarse distantes.